Somos, lo que nos enseñaron a ser

Somos, lo que nos enseñaron a ser.
Nuestro cerebro es un sistema complejo que trabaja en paralelo coordinando tres subsistemas de forma simultánea –emoción, pensamiento, movimiento– con la función principal de asimilar toda la información percibida y asociarla a patrones ya programados con anterioridad. Siempre con el foco de atención puesto en presuponer cuál es la intención más lógica de hacer algo o no, a la hora de tomar una decisión u otra.
Lo importante, su capacidad plástica. Si los entrenadores de porteros entienden que nuestro cerebro puede generar nuevas conexiones neuronales en cada reto que propongan, que la inteligencia táctica, la inteligencia en el juego es una habilidad flexible, podrán transmitir esa mentalidad y ejercer una influencia adecuada para que los porteros en etapas de formación consigan consolidar una mentalidad de crecimiento, que les permitirá afrontar los retos al creer que sus habilidades pueden desarrollarse, para que, en una etapa posterior, estén convencidos de que la mejora siempre es posible: El único camino posible para desarrollar el Talento.
Todas las experiencias que han significado algo en nuestra vida tienen el poder suficiente para conseguir reorganizar las emociones a nivel cerebral y conseguir que este proceso de adaptación continua, permita aprender durante toda la vida, lo cual tiene enormes repercusiones educativas.
¿Qué influencia ejercen los especialistas en el entrenamiento de porteros en lo que aprenden los porteros a los que entrena?
La influencia más importante sobre el aprendizaje, está relacionada con las expectativas del portero: las creencias propias sobre su rendimiento deportivo, muchas veces basadas en experiencias previas negativas, sin duda, influyen de forma extraordinaria en su aprendizaje diario.

Mentalidad de crecimiento vs mentalidad fija
Las creencias previas de los porteros, y sobre todo la de los entrenadores, sobre su inteligencia y rendimiento condicionan la forma que tienen de enseñar a afrontar los retos. Gran parte de los entrenadores, y sobre todo, del entorno más cercano creen que la inteligencia, la técnica y la táctica, son capacidades fijas y la genética marca un papel importante, impidiendo su desarrollo.
Otros, afortunadamente, están convencidos de que sí podemos desarrollarla y mejorarla mediante el entrenamiento. Y esta diferente forma de entender el rendimiento del portero repercute en el rendimiento deportivo presente, y después, futuro.
Por ello, los entrenadores de porteros que tienen una mentalidad de crecimiento se ocupan más de los objetivos y del proceso de aprendizaje, son más persistentes ante las dificultades y creen más en la importancia del esfuerzo para obtener los resultados adecuados. Sin embargo, por el contrario, los entrenadores porteros con una mentalidad fija creen que el esfuerzo solo lo aprovechan los porteros que les falta capacidad, son menos resistentes cuando aparecen las dificultades y se sienten más atraídos a realizar trampas para obtener los resultados esperados.
¿Se puede enseñar la mentalidad de crecimiento?
Además de obvia, es perfectamente posible integrarla en el entrenamiento. Si por ejemplo, en 8 sesiones que serían dos semanas de 25 minutos de entrenamiento específico en etapas de formación, el entrenador transmitiera en sus ejercicios la idea de que cada tarea difícil, supone un esfuerzo cerebral suficiente para cambiar la estructura de su cerebro, y que ellos son responsables del proceso, sería suficiente para programar mentalmente su cerebro en la cultura del esfuerzo.
Estoy convencida de que, si los entrenadores invirtieran unos minutos en explicar cómo funciona el cerebro del portero en acción, en cómo piensan, en cómo deben gestionar los errores, y las emociones que sienten después, todo ello sería una de las estrategias más motivadoras para lo porteros, porque le estarán enseñando que , todo lo que dependen de ellos, si se esfuerzan lo pueden conseguir.

¿Qué puede hacer el entrenador o especialista para influenciar en la mejora continua de los porteros?
- Cambiar las creencias
Cuando los entrenadores transmiten una personalidad fuerte y muestran una mentalidad de crecimiento, tienen una actitud más emocional, motivando con un estilo de comunicación influyente con estrategias concretas para su progreso:
- “sólo si trabajas duro mejorarás”
- “cambiando los hábitos de trabajo mejorarás”
- “si conviertes cada error en unas oportunidades de crecimiento, te harás más fuerte”
En cambio, a los entrenadores con una mentalidad fija les cuesta “sacar” de la zona de confort a sus porteros, y justifican sus malas actuaciones, o bajo rendimiento con afirmaciones como:
- “no siempre podremos ganar… no todos los porteros aciertan siempre …”)
Y creo firmemente en que este modelo de pensamiento es el que dirige al portero hacia la inaceptable estigmatización o “etiquetado” del portero, y su soledad. Más leyenda, que realidad.
- Elogios, los adecuados
Todos los avances en Neurociencia en el fútbol demuestran que cuando se elogia al portero por su esfuerzo: “gran resultado, debes haber trabajado mucho”, éste atribuye el éxito a la persistencia, a la constancia, consiguiendo que disfrute de los nuevos retos y mejora su perseverancia ante la tarea y su resiliencia.
Mientras que cuando se elogia al portero por su capacidad técnica o inteligencia táctica: “gran resultado, debes ser muy inteligente”, es probable que rechace los nuevos retos que cuestionen su habilidad por lo que disminuye su perseverancia y su resistencia al fracaso.
Y no solo eso sino que, en muchas ocasiones, buscará a otros compañeros con deficiencias para agrandar su falsa autoestima y ego y sentirse así mejor (Dweck, 2012).
- Lo importante es el proceso
Los entrenadores de porteros deben enseñar a disfrutar del proceso y centrarse en lo único importante: el aprendizaje. Un aprendizaje significativo, útil, cercano a la realidad y nivel de su competición Deben valorar el esfuerzo sin olvidar la importancia del feedback durante el proceso de aprendizaje.
Conclusiones finales
Las modernas investigaciones en neurociencia están demostrando que a través del entrenamiento especifico es posible potenciar la personalidad y desarrollar las capacidades personales que permiten afrontar mejor los desafíos que les plantea la competición actual.
Desde la perspectiva formativa, este proceso resulta fundamental, por un lado, conocer cómo funciona el cerebro humano y, por otro, crear un clima emocional seguro en el campo de entrenamiento donde las expectativas de los porteros y de los entrenadores sean siempre positivas. Sin olvidar la importancia de trasladar todo esto a todos los miembros del staff y el club: directivos, familias y compañeros.
Si quieres enseñar a ser primero debes plantearte quien eres tú.

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